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Capítulo 15.

Era de mañana, despertó desconcertado por la posición en que se encontraba, intentó levantarse, pero unos brazos lo mantenían rodeado. Cálido.

Aclaró sus pensamientos y pudo recordar el porqué, se quedó dormido sobre el pecho de Jungkook.

Sintió su corazón inflarse y sonrió al ver el perfil del hermoso alfa, su respiración era suave, le transmitía tranquilidad, se tomó el atrevimiento de quedarse observándolo por unos minutos, en realidad el alfa era tan hermoso.

Jimin se avergonzó un poco por tener la osadía de verlo tan directo, por la manera en que él sujetaba su cintura, no era algo comprometedor, pero sí íntimo.

Jungkook le volteó el mundo entero en un tiempo tan corto.

Ningún alfa había sido tan delicado y lindo con él en toda su vida.

Trató de salir de su agarre sintiendo pena por todo lo que pasó el día anterior. Necesitaba ir con Jin y explicarle, el alfa dijo que su amigo se sentía muy mal y todo era por culpa suya.

Quiso darse por vencido y permitir que sus pesadas cadenas lo arrastraran, sus pensamientos y sentimientos no se habían dispersado del todo.

Dicen que cada suspiro es tormentoso, es un sorbo de tristeza para la destrucción total hasta obtener el fin. Pero ahora Jimin suspiraba mucho y no de pesar, ahora su corazón se infla en su pecho y siente bonito dentro de sí.

Ahora quería y necesitaba creer en todas esas palabras y promesas que le decían.

Después de todo confiaba en este pequeño deseo de seguir, que se alojaba dentro de sí mismo, no tenía idea de si lograría o no, o cuanto tiempo le tomaría, pero lo intentaría primeramente por él, por su mami, su Jaesung, Jungkook y todos los amigos que encontró en el camino.

¿Y qué le hizo desear el poder continuar? Pues se vio a sí mismo en sueños, su piel estaba radiante, no había rastro de cicatrices de ningún tipo en su cuerpo, no huellas de cigarros apagados en su piel, ni cortadas, ni golpes, ni ningún tipo de dolor.

El aire era tan puro y tan calmo que solo se escuchaba el sonido del mismo viento.

Ni en su corazón y alma había rastros de ningún pesar, dolor y tristeza. No estaba esta sensación de estar ardiendo todo el tiempo.

Caminó por un pequeño sendero, no conocía el lugar, pero sabía a donde dirigirse. Al subir una pequeña colina divisó un gran árbol de roble tan majestuoso que sus ramas parecían tocar el cielo y algunas raíces salían de la tierra.

Dirigió sus pasos para llegar y descansar un poco. Aquella flama de linda calidez abrazó su corazón al ver una silueta que se acercaba.

Atravesó un pequeño valle con llanuras que rozaban las yemas de sus dedos, había dientes de león por todos lados y en cada uno de sus movimientos se despolvoreaban diciendo adiós a su existencia para regalar una de las más hermosas visiones que podría ver.

Ahí estaba ella con un vestido celeste pastel y una pequeña corona de flores sobre su cabeza, se veía radiante y hermosa, justo como la recordaba antes de enfermarse.

—¿Mami? —pregunta en un murmullo en medio del llanto con los brazos abiertos corriendo hasta llegar a ella.

—Hola, pequeño, mira qué lindo estás —respondió limpiando sus mejillas—. No llores amor, ven aquí —pide abrazándolo y terminar con un dulce beso en su frente como los que siempre le solía dar.

—No sabes cuánto te extraño, la vida ha sido tan difícil desde que te fuiste —Jimin se embriagó del aroma de rosas, vivo y jovial, como el recuerdo que tenía de ella antes de que la enfermedad acabara con todo.

—Shhh bebé, lo sé cariño, sé que todo ha sido tan difícil para ti, pero has sido tan fuerte y tan valiente y no sabes lo orgullosa que me siento por ti.

—Quisiera darme por vencido, creo que estaría mejor aquí junto a ti —lloró.

—No amor, aún no es tiempo, te falta mucho por vivir, pronto todo tomará su lugar, necesito que te dejes amar Jimin, no tengas miedo de ser feliz, tú lo mereces amor, ya no te culpes más —ella sujetó su rostro viéndolo a los ojos.

—Es tan difícil, todo ha pasado porque yo mismo lo he permitido, yo lo he buscado, solo —susurró en sollozos.

—No amor, no es como tú crees, en ocasiones nos topamos con la gente equivocada. La vida nos da a elegir y tú creíste no tener otra opción, no fue tu culpa que se aprovecharan de tu inocencia, no amor nunca fue tu culpa. Pero ahora tienes la oportunidad de elegir un futuro mejor, deja el pasado en el pasado y camina hacia delante.

Jimin lloraba en silencio escuchando las palabras que su madre le decía, tratando de memorizar todo lo que sus ojos apreciaban y sus oídos podían escuchar.

—Lo intentaré, lo prometo —giró la cabeza al escuchar a lo lejos risas de niños—. ¿Por qué Jaesung no está contigo? —preguntó curioso y ella solamente le regaló una dulce sonrisa.

—Mírame cachorro que el tiempo se agota, siempre te amaré mi rayito de luna, cuando llegaste a mí la noche se sintió opacada por las estrellas que había en tus ojos, es momento de recuperar ese brillo amor —le habló dando un beso en cada uno de sus párpados.

—No me dejes, no quiero estar solo, no voy a poder sin ti —Jimin intenta aferrarse a ella.

—Ya no estás solo mi cielo y recuerda, yo siempre estaré aquí —toca su pecho exactamente donde el corazón de Jimin se encontraba.

La linda mujer se puso de pie lista para marcharse, Jimin la detiene tomándola de la mano —Cuida a mi bebé mami.

Ella volteó solo para decir antes de desaparecer —Sé feliz hijo, lo mereces.

Y así fue como despertó luego de verla esfumarse con el viento.

Algo cambió dentro de él, había rastro de lágrimas en sus mejillas, pero no lloraba de tristeza, sino de alivio, sus cargas se sentían un poco más livianas.

Se preguntó porqué no había soñado con su bebé, quizá porque si lo veía no lo dejaría ir nunca más; aún así, fuera en sueños.

El alfa despertó al sentir la dulce tristeza de Jimin, se incorporó con calma para no perturbarlo.

—Cariño, ¿qué sucede? —su voz sonó profunda y ronca.

—No te preocupes, solo pensaba. Siento mucho si te desperté —nervioso intenta ocultar su rostro.

—¿En qué pensabas? —inquiere acariciando su cabello.

—Soñé con mamá y no recordaba haber tenido el mejor sueño en mi vida —con voz suave aceptó gustoso el tacto del alfa.

—Eso es lindo Jimin, en ocasiones yo también sueño con los míos y se siente como si la vida misma se reiniciara, siempre que necesites desahogarte, hazlo sin pena alguna.

—Gracias, Jungkook, y-yo de verdad siento lo de ayer, fui grosero contigo y te hablé de una forma que no era adecuada. Perdóname por favor.

Jungkook le sonríe —No te preocupes, me alegra que lo hicieras, momentos así te ayudan en muchos sentidos.

Jimin no era capaz de levantar la vista, se sentía un poco avergonzado por todo.

Jungkook le pasa la mano por su mejilla —¿Qué te parece si voy a preparar algo para que comas? Llamaré a Jin para que venga contigo, hoy debo ir a las oficinas, falta poco para la venta y debemos prepararnos muy bien para lo que viene.

—Está bien —el alfa tomó sus manos entre las de él, se inclinó un poco rozando sus labios sobre sus nudillos, depositando un pequeño beso en ellos.

—Es un placer, voy a cuidar de ti, amor —termina de decir saliendo de la habitación, a Jimin aún le avergonzaba verlo a los ojos, así que le hablaba con la vista gacha cuando soltó sus manos, se quedó jugando con el dobladillo de su enorme suéter.

El alfa quería brincotear por todos lados por la felicidad dentro de él, muy dentro de sí lo sabía, por algo su alfa reclamó a Jimin como su omega.

Ahora solo debía tener paciencia, pues deseaba estar en todas las formas posibles en la vida de Jimin.

Jimin sabía que Jungkook era más que un rostro amable, ni en sus sueños creía la posibilidad que alguien como ese bello alfa pudiera verlo como alfa a omega.

Ahora que Jungkook estaba enterado de toda la verdad, no se comportó para nada extraño, es más, hasta fue mucho más comprensivo y lo marcó con su olor para calmarlo, lo cuidó y veló para que él pudiera descansar un poco.

Después de que el alfa se retirara, Jimin decidió tomar una caliente ducha, al terminar salió con el cabello apuntando por todos lados, vestía de pijama holgada, tenía la nariz roja y los ojos hinchados, a causa de llorar.

Unos pequeños golpes sonaron en la puerta.

Habló dando permiso para que quien tocaba pudiera entrar.

La cabellera castaña de Jin se asomó por la puerta, siendo seguido por Yongsun.

—Hola, ricitos, ¿cómo te sientes? —pregunta su amigo omega.

—Hola, chicos, yo estoy bien, gracias y perdón por mi actitud no me sentía bien, sé que no es excusa pero... —se disculpó de inmediato.

—Oh, no te preocupes, solo estaba desesperado porque no sabía qué sucedía contigo, Jungkook nos informó que ya te encontrabas mejor, la verdad estuve a punto de entrar por la fuerza al amanecer —Jin le sonríe amigable.

—Nos alegra saber que estás bien Jimin —la alfa dijo dando una gran sonrisa.

—Yo soy muy afortunado de tenerlos, estos días estaba así porque había olvidado una fecha importante para mí, me enojé tanto conmigo mismo porque me empezaba a sentir bien y no creí que eso fuera lo correcto.

—Cariño, sabes que mereces ser feliz, seguiremos trabajando en eso, ya es tiempo que la vida te sonría un poco, si no te molesta... ¿qué fue lo que hizo que cayeras de esa manera?

—Jaesung cumplía dos años y pues ya imaginarás el lío en mi cabeza, duele como el infierno Jin... ¡yo casi olvido a mi bebé! —Jimin toma su cepillo para peinar su cabello.

—Aguarden un segundo, ¿de qué me perdí? ¿Bebé? —pregunta Yongsun con el ceño fruncido

—¿Jin no le dijiste nada a Yongsun? —Jimin pregunta algo apenado con la alfa.

—No amigo, eso no me correspondía a mí, recuerda, es tu vida —él sonríe reconfortante.

—Mi vida... —repite Jimin con un sabor nuevo en el paladar al decir esas palabras.

Le contó la historia en una versión resumida, Yongsun estaba un poco ida al enterarse lo que Jin ya sabía y de lo que Jungkook se había enterado recientemente, esperó algún tipo de enfado de parte de ella, pero Jimin agradeció cuando la alfa se puso de pie y lo abrazó fuerte.

Jin se unió a ellos y los tres compartieron uno de los momentos más lindos desde que había llegado, Jimin se sentía mucho más tranquilo, ahora no era tanto el peso que cargar.

Yongsun salió de la habitación, ya que iría con Jungkook para ayudar con el desayuno, presentía de más que los dos amigos necesitaban un tiempo a solas.

La alfa encontró a su hermano cocinando.

—Sabes lo de Jimin, ¿no? —pregunta aún impresionada.

—Sí, me lo dijo todo —se frotó las manos sobre su cara, soltando un audible suspiro, giró su cabeza de un lado a otro, haciendo crujir sus huesos.

—Ha pasado por muchas cosas —ella se lamenta—. No entiendo cómo pudo con tanto.

—Todo ha sido una mierda, Yongsun, el hijo de puta mató a su propio hijo —brama furioso, su hermana se acercó a él, pasando una mano en su pecho y recostándose en él.

—Cálmate Kook, tienes que ayudarlo, él te necesita, sé que tienes sentimientos hacia él, ahora es cuando más nos necesita.

—No puedo estar tranquilo, cuando escuché todo quise salir e ir a buscar a ese maldito y hacerlo sentir dolor hasta los tuétanos.

—Debemos controlarnos, Jungkook. Jimin nos necesita, ahora él está confiando en tu alfa, ya llegará el momento de hacer justicia en su nombre, en todos los que han sufrido por ese maldito.

—Lo haré, mi alfa lo reclamó como omega desde el primer instante en que lo vi, no entendía porqué insistía en llamarlo omega si es que era un beta, pero todo es claro ahora.

—Nunca dejes de escuchar a nuestro instinto, recuerda que somos lobos puros, los malditos saben todo.

—No podía ir y decirle que mi alfa lo ha reclamado, no sería correcto y además no sé si él me ve como algo más...

—¿Cómo que no? Se nota que él siente algo por ti, así como tú por él.

—¿Tú crees? Es la primera vez en toda mi jodida vida que siento miedo de hacer algo inadecuado y que huya o yo quiera que me acerque más.

—Acércate y verás cómo todo encaja sin tanto esfuerzo, háblale y hazle saber que estás interesado en él, dile lo hermoso que es y listo. Además, todo con ustedes es lindo, hasta un idiota se daría cuenta.

Jungkook abrazó a su hermana dándole las gracias por saber siempre aconsejarlo, no sabría qué haría sin ella.

En la habitación el castaño no paraba de repetirle a Jimin lo orgulloso y feliz que se sentía.

—Jungkook sabe todo Jin —suspira.

—¿Absolutamente todo?

—Todo, y ahora que todos están enterados, creo que el aire está más liviano y entra con facilidad a mis pulmones.

—Jodidamente, estoy tan orgulloso de ti, todos estamos felices —Jin felicita sentimental.

—Lo sé, y me hace feliz que Yongsun y Jungkook lo tomaran tan bien.

—Ambos están bien y si no, pues solo los mandas a la mierda, y ya. Nuestros logros, miedos y todo lo que suceda por nuestro bien no debe afectarle a nadie, a menos que sea que sientan sentimientos positivos por ti. Pero ellos no son así, solo ten en cuenta eso, cariño. Además, yo creo que Jungkook tiene un poco de miedo.

—¿Miedo?

—Sí, él desea acercarse más a ti, pero teme que al hacerlo tú terminarás por alejarlo.

—A veces no entiendo como alguien como él quiere acercarse a mí, pero no quiero alejarlo, no puedo hacerlo.

—Lo sé, Jimin, no lo hagas, ¿te sientes bien con el alfa cierto?

—Jungkook me hace sentir seguro.

—Eso es todo amigo, entonces no lo alejes y deja que se acerque a ti, en sus ojos se puede ver el cariño y la desesperación que tiene por cuidarte.

—Jin, ¿por qué dices eso?, no creo que él... Bueno. Que él me vea así, mírame bien —el omega abrió los ojos inspeccionando a su amigo—. Yo no creo que se pueda fijar en alguien como yo.

—Hay que estar ciegos para no verlo, Jimin, eres realmente hermoso, su alfa es muy protector contigo.

—Si te soy sincero, siento algo dentro de mí, es muy extraño, es esta sensación desconocida que siempre estuvo ahí, pero olvidas que existía, ¿me entiendes?

—Claro que te entiendo corazón, Daebin tenía toda la razón, ahora que lo tienes solo permite que te cuide. Yo podría decir hasta que parece amarte por la forma en que te mira.

—Pasar mucho tiempo hablando con tus plantas está causando efectos —Jin frunce el ceño para después sonreír.

—¡Por la luna! ¿Acabas de burlarte de mí? Jimin amor, así se hace —le halaga aplaudiendo.

Estaría bien, ¿no? No deseaba ocultarlo más, tenía esta ilusión de sentirse amado.

Dejarse amar, Jungkook le pidió que le permitiera cuidarlo y Jimin lo haría porque eso que despertaba dentro de él lo hacía sentir tan bien.

Todo este tiempo que sintió estar muerto y que no había señal de vida por ningún lado.

Pero este inicio era distinto, así como cuando un frío invierno pasa y de a poquito todo vuelve a nacer, los retoños en los árboles, el color y la vida misma.

La puerta se abrió dándole paso al alfa con el desayuno servido, Jin se abrazó a él hablando bajito en su oído.

—Cuídalo Jungkook —pide regalándole una de esas sonrisas que provocaban que el color se intensificara más en sus ojos.

Y sin más que agregar, el omega salió para ir en busca de Yongsun.

Jungkook se acercó hasta donde se encontraba Jimin y le extendió un plato con avena, bananos partidos, algunas nueces y arándanos.

—Gracias, Kook.

—De nada Jimin —y ahí estaba esa enorme sonrisa que tenía encantado a Jimin, no podía evitar pensar e imaginarse que sucedería si permitiera darle paso al deseo. Jungkook es un gran y lindo alfa. Su toque es seguro, firme, su voz es tan suave que parece adormecerlo. Y su aroma le hace olvidar y le ayuda a aliviar el dolor de su alma.

Jungkook se sentó junto a él, ambos apoyándose en la cama, Jimin recostó su cabeza en el hombro del alfa, tenía esta necesidad constante de estar cerca, Jungkook era muy confortante.

El alfa suspiró no queriendo romper el lindo momento en silencio que compartían, posó la mirada en los cabellos húmedos de Jimin, inhalando el olor floral que despedía por el baño reciente.

—Debo irme Jimin, regresaré tan pronto como pueda.

Sonrió de costado al ver que no hizo algún mínimo movimiento para hacerse a un lado. Jungkook le habló de nuevo, pero Jimin no respondió, con cuidado lo tomó en brazos al darse cuenta de que estaba dormido. Lo cargó para después arroparlo.

Jin le dijo un día que Jimin debía tener una enorme confianza para quedarse dormido junto a él. El alfa se sintió tan feliz que se tomó el atrevimiento de acariciar su rostro y marcar las mantas con su aroma.

✧✦✧

Al día siguiente Jimin se encontraba sentado en una de las reposaderas del jardín de Jin, era un lugar tan bello, aprovechaba los momentos que tenía a solas para seguir llenando las hojas vacías de sus cuadernos.

El omega regresó a las clínicas con la intención de poder arreglar la destrucción desde el incidente, todos se habían tomado unos días libres para recuperarse. Los dos alfas salieron desde muy temprano para reunirse con el equipo.

El día de la redada estaba cerca.

Jimin se encontraba solo. Afuera la casa era custodiada por varios alfas en cubierto, ya que se había negado a salir.

Suspiró sacando los cuadernos llenos de palabras y rayones, los atrajo a su pecho apretándolos fuerte, en ellos iba escrito en fecha, el primer día cuando conoció el dolor, cuando la soledad se hizo su mejor amiga y compañía.

Sacó de lo más profundo esos pensamientos que parecían una mecha esperando llegar a la bomba, poder detonar y destruir todo a su alrededor.

Se transportó al día que lo conoció por primera vez, era de madrugada.

"—Es un bebé hermoso, Jimin —habló Hoseok con el pequeño envuelto en unas fundas de almohadas.

—Dámelo Hoseok —rogó con miedo de que Dongwoo entrara y se lo arrebatara.

Fue mágico, era una pequeña cosita tierna, poco le importó el estado en que él mismo se encontraba, su bebé estaba a salvo, eso era todo lo que deseaba.

—Aquí estoy amor —le susurró dando un suave roce de sus labios en la pequeña frente de su bebé—. Hola, pequeño Jaesung.

—Es un nombre muy lindo Jimin, felicidades, espero todo salga bien amigo.

Le miró con una sonrisa en sus labios —Gracias, Hoseok, es en honor al segundo nombre de mi madre, Sunghwa."

El sonido de llaves en la entrada lo trajo de nuevo a la realidad. Se quedó sentado disfrutando de la fresca brisa.

Jungkook se acercaba con pasos ansiosos deseando verle, cuando lo encontró se acercó a él sentándose a su lado, el alfa notó los cuadernos que tenía en mano.

—Hola, cariño —saluda.

—Hola, Jungkook, ¿qué haces aquí, no venías más tarde?

—Sí, pero deseaba poder almorzar contigo, Jin llamó a Yongsun para ir a comer juntos.

—Está bien, prepararé algo rápido, lo siento el tiempo pasó y no me fijé en la hora —apenado se dispone a ir a cocinar algo.

—No te preocupes, he traído algo de comer.

—Perfecto.

Se pusieron de pie para ir al comedor, Jimin aún tenía los cuadernos en mano, así que los dejó en una silla junto a él, esperando a que Jungkook abriera las bolsas mientras él iba por unos platos y algo de jugo.

—Cuando regresen los chicos iré a pintar un poco —comenta el alfa.

—Te encuentras estresado, ¿no es así?

—Un poco, fue una mañana difícil.

—¿Necesitas hablar de ello? —pregunta con interés.

—Creo que estamos cerca, lo siento en mis huesos, pero el cobarde no da la cara. Se ha logrado muchas cosas, pero no damos con la cabeza central.

—Me imagino que es muy frustrante, pero todo saldrá bien Jungkook.

—Gracias, Jimin, eres muy amable —le sonrió de lado.

—Tus cuadros se ven muy bien, esa pareja de alfas del parque te quedo muy linda —felicita la última pintura de Jungkook.

—He querido hacer más bocetos de personas, quizá algún día aceptes que te retrate.

La sangre tiñó sus mejillas de un color carmín —No creo que sea bueno en eso. Yo no, no...

—Oye tranquilo, solo decía, tienes un rostro muy lindo Jimin.

Si podía hablar de vistas bellas y hermosas infinidades, ahí estaba el ojiverde con las constelaciones salpicando su rostro, en especial las que estaban por su rostro y cerca de sus labios.

—No creo que sea digno de pintar, es todo.

—¿Qué dices? Claro que lo eres, ¿por cierto qué es eso que tienes ahí? —cortó la conversación para no incomodarlo.

—Es una tarea que me dejó Jin, debo escribir mi historia, los iba a tirar esta mañana, pero Jin me pidió que los quemara para que viera que el pasado ya no me puede hacer daño y yo tengo poder sobre él, es un ejercicio metafórico, pero con buen trasfondo.

—Vaya que profundo, si gustas puedo acompañarte —ofrece gustoso.

—No debes si no quieres, estaré bien.

—Yo te acompaño, iré a lavar los recipientes y tú limpia la mesa, al terminar una llamada que debo hacer te ayudaré a concluir con el ejercicio de Jin.

—Emm está bien —aceptó algo inseguro.

El alfa pasó un largo rato hablando por teléfono, al concluir la llamada fue en busca de lo que Jin le había indicado tener, antes de hablar por teléfono con Yoongi le envió un mensaje al omega preguntando si podría acompañar a Jimin.

Jimin vio a Jungkook acercarse con un tipo de recipiente de metal y un encendedor.

Tenía el sentimiento en la garganta, atorado como siempre, no logrando hacerlo desaparecer. Era algo que debía hacer algunos días atrás, pero no se atrevía porque no se sentía lo suficientemente fuerte para hacerlo. Era hora, Dongwoo no debía perturbar más su vida. Le pondría un punto final.

Jungkook sonríe reconfortante y extiende su brazo para que Jimin lo tome, ambos caminan al jardín.

Se encontraban sentados en un pequeño quiosco de madera que el omega tenía adornado con luces de hada. La vista era hermosa, detrás de ellos el sol se ponía, Jimin se sentía un poco ansioso —No soy alguien perfecto en ningún tipo de sentido, solo quiero una razón para seguir, debo seguir por ellos, por mí —dijo para sus adentros.

No creyó que fuera tan difícil hacer esto, agradeció al alfa cuando este colocó su vida escrita en el recipiente.

Sería un buen adiós.

Será un buen adiós, lloraría por quienes merecían sus lágrimas, porque le prometió a Hanna ser feliz, lo haría por los tres.

Dejaría el dolor detrás de él, ya no lo necesitaba más, ver al horizonte le hizo sentir pequeño. Quizá algún día podría ver a sus ángeles volar.

Tomó el encendedor prendiendo fuego a uno de ellos, vio cómo la llama crecía bailando al son del viento revoloteante, su vista se fijó en la pequeña flama que se alzaba mostrando orgulloso esos tonos azulados para convertirse en rojo intenso. Ese era su pasado siendo consumido.

Era un valiente nombrado como cobarde, se despedía de una libertad encarcelada, porque él era fuego que siempre amó la lluvia, nunca más se apagó.

Se consumía así como todos estos años él lo había consumido, cerró fuertemente los ojos porque aún le era difícil contener el llanto con su corazón roto. Estaba abrazado a sus rodillas que topaban en su pecho fácilmente.

Los veía arder: sus amargos recuerdos, golpes a puño.

Los golpes con el cinturón...

Su cuerpo moreteado por las patadas.

Las quemaduras y cortes, el llanto derramado.

Su desesperación...

Los ruegos que hizo para que se detuviera, las costillas rotas, la sangre que había derramado, todo ardía. Las veces que lo tomó por la fuerza, las palabras que había jurado hacer, permanecer por siempre en su mente.

¡Se estaban quemando! Los días en que casi moría por la falta de comida, los días en que lo obligó a hincarse y rogar por un poco de agua, todo ardía, Jimin quiso ahogar un grito desesperado, pero no pudo.

Gritó de rabia y de coraje —Maldito, te odio tanto, infeliz de mierda —ahora no lloró porque creía merecer todo lo malo, no lloró por tristeza ni pena, sus lágrimas eran amargas, porque aún las brazas están encendidas queriendo hacerle daño y ya no podía más, necesitaba a esa maldita tormenta que inundara y apagara aquello que lo quemaba.

El nudo en la garganta era el tormentoso mar a punto de desbordarse por los ojos.

Por mucho tiempo lo callaron, el silencio había sido su grito más fuerte, pero nadie nunca lo escuchó.

Jungkook dejó que se desahogara, no creyó escuchar tan desgarrador y tan doloroso en toda su vida, ese maldito pagaría cada lágrima que su Jimin estaba derramando, pasó una mano sobre su hombro para consolarlo.

Al sentir la mano de Jungkook con ese leve roce recordó que ya no estaba solo, ahora tenía junto a él a alguien dispuesto a cubrirlo de sus llamas.

Sus lágrimas pesaban llorando en silencio, vio cómo el fuego se desvanecía llevándose todo, la diferencia ahora es que él era quien tenía el poder. Se quedó sentado observando hasta que todo se acabó

Ahí estaban los desechos de lo que una vez llamó vida, de lo que nunca pensó poder salir, ahora solo quedaban los restos de su despedida.

Los restos de todo el sufrimiento mientras ardió en fuego.

Cenizas que ahora no eran nada.

Jungkook daba pequeñas caricias en su brazo confortándole en silencio.

—Lo hiciste muy bien, cariño —consuela hasta sentirse satisfecho, hasta notar que en Jimin algo cambió, parecía sentirse más aliviado.

—Gracias por acompañarme, Jungkook.

—No es nada, cariño. Aguantaste por mucho tiempo este dolor en tu corazón, era como una pesada corona que te arrastró hacia abajo. Ahora es tiempo de volver a emerger.

Jimin fija su mirada en sus ojos azules —Se siente bien tenerte a mi lado.

—Ya no estás solo en este gran espacio vacío, el tiempo apremia y siempre cura, cariño. Nada es fácil, pero nada es imposible.

Se levantaron después de un tiempo, Yongsun y Jin habían llegado, pero decidieron darles su espacio.

Jimin suspiró viendo el cuenco con los restos de su pasado, dispuesto a tirarlo.

—Espera Jimin, permíteme tenerlas, regálame tus cenizas —el alfa pide.

—¿Para qué quieres esto? —desconcertado, pregunta.

—Eso eres tú, simplemente déjame demostrar que de lo malo también puede resurgir lo bello.

El alfa las tomó en sus manos, veía belleza en las cenizas de aquel corazón que ardió por amor hasta pulverizarse.

Colocó el cuenco en una esquina, estaban frente a frente —¿Cómo te encuentras cariño?

—Bien, todo se siente menos pesado, en realidad Jin sabe lo que hace.

—Estoy tan orgulloso de ti, mira todo lo que estás logrando.

—No lo hubiese logrado solo Jungkook.

Acortaba distancia entre los dos, Jimin no se sintió ansioso ni con temor, estaba tranquilo con la cercanía del alfa.

El alfa abre los brazos —¿Me permites?

Jimin caminó hasta quedar frente a Jungkook, de nuevo posó su mejilla en el pecho del alfa, Jungkook envolvió sus brazos alrededor de su espalda —Eso es, amor. Ya pasó todo.

Jimin aspira empapándose del aroma de Jungkook, ya no había deseos de llorar.

Al separarse, Jungkook buscó la mirada en los orbes verdes y después de mucho Jimin le vio sin bajar la mirada, el alfa sonríe —En verdad tienes unos hermosos ojos —quedó encantado al ver cómo sus mejillas se tornaban de un color rojo muy bonito.

Jimin quedó hipnotizado en la profundidad de los ojos de Jungkook, el alfa se acercó tiernamente rozando sus narices, como acto reflejo el ojiverde cerró sus ojos dejando fluir sus sentimientos dentro de él, ahora tenía tantas ganas de llorar, la diferencia era que estás lágrimas eran de dicha y felicidad.

Batió sus pestañas para despejar su vista, Jungkook se inclinó hacia él depositando un tierno beso en su nariz y Jimin rió —¿Te encuentras bien?

—Sí, gracias, Kook.

¡Jimin rió, por la luna, él provocó esa risa! El alfa no podía estar más orgulloso de sí mismo.

—Eres tan malditamente hermoso Jimin.

—¡Esa boca, Jungkook, cuida tus palabras que luego besas a mi bebé con esos labios! —Jin grita detrás de unos frutales.

—Jin... —Yongsun reprende saliendo de su escondite. El omega al darse cuenta de lo que había dicho corrió tomando la mano de Yongsun arrastrándola hacia adentro de la casa.

Jimin respiró profundo, embriagándose en el olor del alfa, en serio quería llorar, se sentía tan pleno en sus brazos —Tú eres muy lindo y bueno.

—Lo sé —responde con tono orgulloso y burlesco.

Jungkook lo abrazó colocando su mandíbula sobre la cabeza de Jimin, era un lindo y tierno momento.

—Tengo algo para ti —Jungkook habla luego de unos momentos.

—¿Para mí? No debiste Jungkook, y-yo.

—Tranquilo, ¿sí? Es un pequeño obsequio, no es la gran cosa —el alfa buscó en sus bolsillos sacando una pequeña caja de terciopelo.

Jimin la tomó en sus manos con mucho cuidado, quitó el seguro y la abrió, llevó su vista hacia el alfa, sus ojos nuevamente se llenaron de lágrimas.

Sacó una gargantilla con dijes de tres estrellas formando un triángulo.

—Me encantan las estrellas y desde que te vi encontré una parte de mi constelación favorita en tu rostro. Las pecas en tu mejilla forman la región del triángulo de estrellas de verano.

El alfa acarició justamente el lugar en donde se encontraban, parecía que tenía vidas enteras posando su mano en el mismo lugar, ya que sin ver sabía exactamente dónde se encontraban, Jimin inclinó su rostro ante el tacto del alfa en su piel.

—Son muy hermosas, Jungkook, nadie nunca me dijo algo tan lindo como esto —responde limpiando esas gotas de alegría que caían de sus ojos.

—No es nada, cariño —pasa su mano por su mandíbula—. No puedo creer que esto esté pasando, no tienes idea de cuanto me he contenido para no abrumarte ni asustarte, mi alfa te reclamó desde el primer segundo que te vi. Yo...

Jimin sonríe, toma la mano de su alfa y le da un apretón para tranquilizarlo, sentía la confusión de Jungkook y el temor de hacerlo sentir incómodo —¿Qué sucede?

—Lo siento, yo quiero decir cuando vi esto —dijo tomando el collar en sus manos haciendo un gesto para colocarlo en su cuello—. Tu rostro se atravesó en mi mente, hay tres estrellas Jimin, siempre llevarás a los que más quieres junto a ti, tres estrellas que podrían representar tu pasado, presente y futuro, también es una representación de ti y aquellos quienes amas, pero te cuidan desde el cielo.

Jimin estaba de espaldas, frente a Jungkook permitiendo que el alfa terminara de colocar la gargantilla en su cuello —No tuve la oportunidad de conocerte en el pasado, pero si tú me permites quisiera estar en tu presente y futuro —Jimin giró quedando frente a Jungkook de nuevo, sintiendo y acariciando las estrellas entre sus dedos.

—Y-Yo... —balbucea intentando formular alguna palabra coherente.

—No te sientas presionado cariño, es que no puedo seguir ocultando lo que siento, mi alfa y yo nos volvimos locos desde el primer día que te vimos, no quiero exigirte nada o forzarte a algo, pero mi instinto te reclama cada vez que te veo y eso puede sonar mal, pero no puedo evitar querer tenerte entre mis brazos cada que estás junto o lejos de mí. Si tú no te sientes bien con todo, daré un paso atrás, solo quiero verte bien.

—No me siento presionado Kook, para nada, es solo que no me esperaba esto.

—Ni te atrevas a pensar que jamás me fijaría en ti, no sé cómo explicártelo, pero te siento, ¿me entiendes? Llámame un idiota cursi, pero te siento en las ausencias, te siento en tus escombros, en la promesa del mañana, te siento en cada parte de mi ser —el alfa toma su rostro en sus manos.

—Eso es muy tierno Jungkook, yo estaría encantado, pero no estoy seguro si tú... —inseguro desvía la mirada.

—¡Por la luna! ¿Hablas en serio? —Jungkook pregunta cargado de felicidad—. ¿Lo quieres?

—Sí, completamente, espero que tú igual, hay muchas cosas que aún yo no he podido superar y no quiero atormentarte la vida, no puedo mentirte, yo siento que ambos nos pertenecemos, es como si hubiera encontrado mi lugar.

—Lo haremos juntos, Jimin —cierra distancia, perdiéndose en un abrazo de esos que se te ofrecen sin límite de tiempo, de los que te hacen sentir paz y seguridad. Donde la vida misma se reinicia.

—Gracias, Jungkook.

La noche aterciopelada cayó pintando una vida sempiterna, las estrellas se encadenaban escribiendo lo que parecían pequeños destellos de felicidad.

Jin lloraba cuál magdalena en los brazos de su alfa, Yongsun les sonrió a la distancia, sabían que ellos se pertenecían el uno al otro, su corazón latía de orgullo y felicidad al ver a su hermano siendo todo lo que ella había soñado.

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